lunes, 15 de agosto de 2016

¿Que es la vocación?

¿Qué es la vocación?... ¿Quizás puede ser interpretada como un trabajo o actividad profesional?... ¿La vocación se aprende o se descubre?... Este y muchos otros interrogantes son importantes que vayamos dilucidando, porque aquí esta en juego, ni más ni menos, que nuestra propia autorealización.

En primera instancia debemos decir que la palabra vocación, proviene del latín vocatio, que significa llamada interior, pero para avanzar en referencia a lo planteado, me voy a detener por un instante en un hecho que me ocurrió mientras estaba llevando adelante una disertación sobre la misión de vida, que indudablemente está muy emparentada con la vocación. 


En esa oportunidad un asistente me preguntó:

-Si Messi hubiese nacido a principios de la edad media ¿podría haber desarrollado su vocación?

Esto me llevó a comprender que se estaba dando por entendido que a la vocación de Messi, como así también le de cualquier otra persona, se la estaba interpretando en base al desarrollo específico de una actividad profesional, comercial o empresarial. Entonces, ¿Podríamos decir que la vocación de Messi es la de ser jugador de futbol?... si y no 

Pero vayamos despacio, para poder comprender mejor estos conceptos…

Al estudiar al individuo en su código genético y su relación con el entorno, podemos observar que la vocación está más íntimamente relacionada con los potenciales del individuo en cada una de sus inteligencias, en tanto que el entorno solo le ofrecerá, según su tiempo y espacio, las actividades para poder expresarla y desarrollarla. Es decir que la actividad en sí misma solo opera como disparadora de la vocación. Dicho con otras palabras, si Messi hubiese nacido en la edad media y su tiempo y espacio no le ofrecían la posibilidad de ser jugador de fútbol, se podía haber inclinado hacia otra actividad o disciplina atlética, acorde a su época, que le hubiese permitido destacarse como lo hace hoy en el fútbol, y en tal sentido, haber logrado su autorealización.

Ahora bien…

En función de lo expresado, podemos comprender que la vocación tiene mucho más que ver con un perfil genético que con una profesión específica. Además, esto nos permite llegar a la conclusión que la vocación no se inventa, ni se aprende, sino que se descubre.

Cuando analizamos al sujeto en cada una de sus inteligencia podemos ver que no todos tenemos el mismo potencial. Según el Psicólogo Howard Garner, autor de la teoría de las inteligencias múltiples, señala nueve tipos de inteligencias, a saber:
  1. Inteligencia lógica-matemática
  2. Inteligencia lingüística
  3. Inteligencia musical
  4. Inteligencia intrapersonal
  5. Inteligencia interpersonal
  6. Inteligencia espacial
  7. Inteligencia kinestésica
  8. Inteligencia naturalista
  9. Inteligencia emocional.
En función de la variación de potenciales en cada una de ellas y sus consecuentes combinaciones le dan al individuo lo que podríamos llamar una auténtica huella digital.

Por eso decimos que la vocación no se inventa, ni se aprende, la vocación se descubre… y para que ello sea posible, es condición sine qua non el conocimiento de uno mismo.

Cuando una persona descubre sus lados fuertes desde el punto de vista genético, luego lo asume y lo implementa por medio de alguna actividad en su proyecto de vida, entonces, comienza a transitar por un sendero de inmenso placer y autorealización.

¿Qué es entonces la vocación? La vocación es un eje de placer extraordinario que permite la máxima autorealización del individuo. Es sumar todos sus lados fuertes en donde puede aportar lo mejor de sí mismo.

Ahora bien…

Aquí hay tres pasos fundamentales que tenemos que tener en cuenta… El primero de ellos consiste en descubrir la vocación, que como ya dijimos es atravesar un proceso de autoconocimiento. El segundo paso es asumir la vocación y saber pararse sobre ese eje de fortalezas internas. Esta etapa requiere por parte del individuo mucha valentía, ya que la vocación está inscrita en sus genes, pero en muchos casos se deberá cuestionar y afrontar mandatos sociales y familiares.

Hay profesiones que tienen más estatus social que otras y puede ocurrir que los familiares del individuo presionen para que éste sea tal o cual cosa, cuando en realidad esa actividad que le proponen no se corresponde con sus mejores potencialidades. Por ejemplo, es común observar que los padres influyen para que sus hijos se vuelquen hacia las profesiones tradicionales; medicina, abogacía, ingeniería, arquitectura, etc. cuando en realidad toda su potencialidad puede estar pasando por otro tipo de actividades.

A veces me pregunto si todos los estudiantes que cursan las carreras tradicionales, en realidad responden a su verdadera vocación, (llamada interior como decíamos al comienzo) o a mandatos sociales.

Es importante señalar que cuando una persona elije una actividad como disparadora para satisfacer su vocación, está en condiciones de ofrecer a la sociedad sus mejores capacidades, las mejores opciones de productividad, aportación a la sociedad y de realización en todos los sentidos. Es por ello que en muchas oportunidades cuando los padres presionan a sus hijos para desarrollarse en una profesión, sin importarle si se corresponde o no con sus potencialidades y solo pensando en ese estatus social, lo que están gestando es un futuro profesional frustrado.

La pregunta que yo les haría en ese caso es… ¿Qué prefieres?... ¿Un hijo médico/abogado/ingeniero/etc. o un hijo feliz?

Habiendo atravesado estas dos primeras etapas, la tercera sería implementar una actividad, profesión o proyecto, que satisfaga las necesidades de autorrealización del sujeto en su vocación y teniendo en cuenta aquello que la misma sociedad le ofrece en su tiempo y lugar.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA

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info@pnlcbaconsultora.com

martes, 9 de agosto de 2016

Neurotrucos para la salud #1

¿Sabías que ser altruista es bueno para la salud?

Según una investigación llevada adelante en la facultad de Psicología de la universidad de British Columbia, en Canadá, le permitió observar a los investigadores que el altruismo constituye una herramienta importantísima en nuestra salud.

Para llegar a esta conclusión, los científicos hicieron una selección de 106 estudiantes de la ciudad de Vancover, tras numerosas entrevistas y exámenes médicos. Posteriormente se les informó a los elegidos que participarían de un voluntariado. Para ello, se los dividió en dos grupos. Al primero se le solicitó que queden a la espera hasta que sean informados del inicio de las actividades, en tanto que al segundo, se les indicó en forma inmediata que debían comenzar. Las actividades consistían en ayudar a niños del nivel primario en sus tareas escolares.


Luego de transcurrido el lapso acordado, los jóvenes que habían asistido a los pequeños para que mejorar en sus tareas, se verificó que los niveles de colesterol habían descendido, pero además, los estudios revelaron que aquellos estudiantes que más valoraron las tareas que se les había encomendado, sintiendo mayor empatía con los niños, alcanzaron los indicadores más favorables para su salud. 

Esto nos viene a demostrar que ayudar es una excelente manera de ayudarnos a nosotros mismos, y como si esto fuera poco, contribuimos a un mundo más bello.

La educación y comprensión de nuestra condición social deberían ser un tema para tener muy en cuenta y de carácter trascendente en todo ámbito educativo y organizacional. Dicho con otras palabras, somos sujetos sociales, y este estudio revela el principio de nuestra naturaleza.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA

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miércoles, 3 de agosto de 2016

¿Si no tuvieras miedo que harías?



En cierta oportunidad me senté a conversar con mi maestro y me preguntó…

-¿Qué es lo opuesto al amor?

Rápidamente y sin reflexionar mucho atiné a decir… ¡el odio!

Sus ojos se fijaron en mí y me volvió a preguntar, pero esta vez con voz más calma y apacible…

-¡¿Qué es lo opuesto al amor?!

En ese momento intuí que no había dado una buena respuesta, de manera que guardé un silencio respetuoso, fije mi atención en él y esperé su respuesta.

-  No es el odio sino el miedo - me dijo -

Debo decir que en ese momento me sentí algo sorprendido, pero dejé que continuara en su exposición.

-  El miedo ahuyenta al amor. Pero no solo al amor el miedo expulsa; sino también a la inteligencia, a la bondad y todo pensamiento de belleza. Frente al miedo sólo queda la desesperación. Por miedo somos avaros, codiciosos, envidiosos, mentirosos, fanáticos y luego nos vamos tornando cada vez más violentos, agresivos, iracundos… y finalmente se manifiesta el colmo de la infelicidad… que es temer en algo, cuando ya nada se espera.

Hizo una breve pausa y continuó diciendo…

- Cuando el miedo avanza, llega a expulsar del hombre la humanidad misma.

Indudablemente que mi rostro no podía disimular el asombro, y él al comprenderme, con sencillez y sabiduría extendió su brazo, puso su mano derecha en mi hombro y con una suave voz me dijo...

- Se nos ha dicho que Dios es Amor, entonces, si el miedo es su sombra... ¡¿Quién es el miedo?!... Recuerda, al miedo no se lo vence, pero si podemos aprender a dominarlo... cada vez que él te aconseje, pregúntate... ¡¿Quién me esta hablando?!

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA

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