miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Buena suerte o mala suerte?


Don Liborio vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo  para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las trancas que hacían de corral.

Los vecinos que se percataron de este hecho, corrieron a ver a Don Liborio para avisarle y consolarlo:

-Se escapó tu caballo, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin él?  ¡Qué mala suerte has tenido!

El hombre los miró y les dijo:

-Mala suerte… buena suerte… ¿quién lo sabe?

A los pocos días el caballo volvió a su corral con una recua de caballos salvajes. Al ver esto los vecinos, fueron a ver a Don Liborio y le dijeron:

-Ya regresó y con una recua además  ¡qué buena suerte has tenido!

El hombre los miró y les dijo:

-Buena suerte… Mala suerte… ¿quién lo sabe?

Unos días más tarde el hijo montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo rompiéndose una pierna. Otra vez los vecinos  corrieron a ver a Don Liborio  para decirle:

-¡Qué mala suerte que se haya caído tu hijo del caballo  ahora no podrá ayudarte en labrar la tierra!

El hombre, otra vez los miró y les dijo:

-Mala suerte… buena suerte… ¿quién lo sabe?

Unos días después paso la leva llevándose a todos los jóvenes a la fuerza para la revolución  pero al hijo lo dejaron por estar impedido  Nuevamente los vecinos corrieron a ver a Don Liborio para decirle:

-Qué bueno que no se llevaron a tu hijo por tener la pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre los miró y les dijo:

-Buena suerte… Mala suerte… ¿quién lo sabe?

MORALEJA: Cuando juzgo todos los acontecimientos que suceden en mi vida, vivo en constante sufrimiento, porque las cosas no son como yo quiero que sean. En el momento en que acepto, que la vida es como es y no puede ser de otra manera, que por más que me enoje, que llore, que maldiga, las cosas no cambiarán solo porque lo digo yo, el sufrimiento desaparecerá de mi vida.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA
www.pnlcbaconsultora.com
info@pnlcbaconsultora.com 

martes, 26 de febrero de 2013

El Poder de la Palabra


Narración (Autor anónimo)

Cierta vez, un guerrero volvía victorioso de una batalla, cuando en el camino se encontró con un sabio que estaba hablando a la gente y se sentó entre ellos. Luego de un rato de escuchar al sabio, el guerrero concluyó que era un charlatán y enojado irrumpió diciendo: “Lo único que haces es hablar y las palabras no sirven para nada. A las palabras se las lleva el viento”
El sabio lo miró atentamente un instante y con gran serenidad le contestó:
“Sólo un necio como tú, con la cabeza vacía por los golpes recibidos en batalla, puede decir una estupidez de ese tamaño”
El guerrero enfureció y de un salto, en un instante, estaba frente al sabio con su espada lista para matarlo… ¡¿Qué te has atrevido a decirme?!... repítelo y te cortaré la cabeza.
El sabio respondió:
“ohh, no te había reconocido, pero veo en tu habilidad, destreza y valentía a uno de los mejores guerreros de esta nación… te presento mis respetos”
El guerrero, satisfecho y ahora calmo, guardó su espada y volvió a su lugar.
Espero, le dijo el sabio con una sonrisa, que en el futuro tengas más respeto por las palabras, ya que con ellas te hice enfurecer y venir hasta aquí, luego te calmé y te hice volver a tu lugar.


REFLEXIÓN: Que importancia tiene el uso de la palabra... con ellas podemos construir una vida llena de esplendor y belleza, o en su defecto, los más terribles infiernos. Estamos configurados por nuestras palabras. Somos lo que pensamos y el mundo que nos rodea son el reflejo de nuestros pensamientos. El hombre cree que puede mantener en secreto sus ideas, mas se equivoca. Su vida y las circunstancias que lo acompañan lo revelan así mismo.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master trainer en PNL & Coach Ontológico

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