viernes, 24 de febrero de 2012

"Aprendamos a decir que no a ciertos obsequios"




En cierta oportunidad estaba Sidharta Gautama meditando bajo la sombra de un árbol y se acercaron algunos muchachos para insultarlo fervorosamente. Los minutos pasaban y Sidharta se mantenía inmutable... más sin embargo estos jóvenes cada vez se molestaban más frente a la pasividad que revelaba el destinatario. Los hechos continuaban y los improperios no dejaban espacio para tomar, siquiera, una bocanada de aire. Ya los ojos de cada uno de ellos se comenzaron a desorbitar y las gargantas se enrojecían mostrando sus venas a punto de estallar, cuando de pronto Sidharta abre sus ojos y los mira con un cierto dejo de comprensión y pena... luego con vos dulce y apacible les dijo: "agradezco vuestros obsequios, pero no los acepto", tras haber dicho tan elocuentes palabras volvió a cerrar sus ojos y se sumergió en un profundo silencio. Los muchachos se quedaron sorprendidos frente a la tremenda lección, demanera que no les quedó otra alternativa, que dar media vuelta y retirarse.

MORALEJA: Cuando alguien intenta obsequiarte algo y comprendes que su intención no es sana, simplemente no lo aceptes... el obsequio indefectiblemente quedará en poder de quien te lo quiso entregar. Nadie puede insultar y maldecir sintiendo paz en el corazón. Quien procede de esa manera ya vive en un infierno psicológico e intenta seducirte para que entres junto con él.

Transfórmate en un líder emocional y retoma el poder de decidir que es lo que quieres y deseas sentir. No delegues jamás, en otras personas, esa responsabilidad.

Libre adaptación de anécdotas vividas por Siddhartha Gautama, el Budha

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA
www.pnlcbaconsultora.com

domingo, 5 de febrero de 2012

"El hachero esforzado"


Metáfora (Autor anónimo)

Había una vez un hachero que se presentó a trabajar en una maderera.
El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aun y así el hachero se decidió a hacer un buen papel.
El primer día se presentó el capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona.
El hombre entusiasmado salió al bosque a talar.
En un solo día cortó 18 árboles.
Te felicito -dijo el capataz- sigue así
Animado por las palabras del capataz, el hachero se decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente, así que esa noche se acostó bien temprano.
A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque.
A pesar de todo el empeño no consiguió cortar más que quince árboles.
Me debo haber cansado - pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer se levantó decidió batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo al día siguiente no llegó ni a la mitad.
Al día siguiente fueron siete, luego cinco y el último día estuvo toda la tarde tratando de voltear el segundo árbol. Inquieto por el pensamiento del capataz, el hachero se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer.
El capataz le preguntó:
-¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?
-¡¿Afilar el hacha?!... No tuve tiempo de afilarla, estuve muy ocupado cortando árboles.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA
www.pnlcbaconsultora.com
info@pnlcbaconsultora.com